miércoles, 30 de octubre de 2013

Yerma.


    (Yerma se levanta de un salto, aparta a todo el barullo de gente que hay alrededor de ella y sale corriendo dando un portazo a la puerta tras de sí. Juan padece inmóvil y blanquecino en el suelo.)
VIEJA: Al fin hizo lo que tenía que hacer. (Se da media vuelta y sale por el mismo camino que Yerma. La muchedumbre queda en silencio.)

ACTO CUARTO.

(Yerma se dirige a la casa  donde vive Víctor, muy lejos del pueblo. Llama a la puerta.)
VÍCTOR: (Asombrado.) ¡Yerma! ¿Qué haces aquí a estas horas? ¿Cómo has llegado? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué lloras?
YERMA: (Suplicando.) ¡Déjame quedarme contigo, Víctor! ¡Lo he matado! ¡He matado a mi esposo!
VÍCTOR: (La empuja hacia dentro y cierra la puerta.) ¡No grites! Te oirán.
YERMA: (Tranquilizándose un poco.) Quiero vivir contigo, formar una familia. Siempre lo he querido. Mi esposo me tenía atada, amarrada. Pero ahora ya soy libre. Tú eres lo que siempre he querido, Víctor.
VÍCTOR: Pero Yerma... Te buscarán. Aquí nos encontrarán. Vayámonos lejos.
YERMA: ¡Oh Víctor! ¡Querido Víctor! Donde tú me lleves iré yo. (Se acerca en un impulso y lo besa. Víctor recoge las pocas pertenencias que posee en su casa, la coge de la mano, y juntos se van monte arriba.)

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