NO PIDAS SARDINA FUERA DE TEMPORADA.
Después de resolver el caso sobre el Pantasma y Elías Gual, Flanagan siguió dedicándose a resolver casos de alumnos por encargo pero esta vez no desde su viejo despacho lleno de cajas de cerveza, sino desde el cobertizo que le cedió Elías al ayudarle. Pasaban los días pero Flanagan no podía dejar de pensar en Clara y la última vez que se vieron. Estaba impaciente, necesitaba verla. Un día Flanagan decidió dejar su despacho en manos de su ayudante María, la hermana de Elías, e ir a visitar a Clara al pueblo de su madre.
Cogió sus cosas y algo de dinero y se marchó a buscarla, sin antes consultarlo con sus padres. Pensaba que era lo suficientemente independiente como para no tener que decirles nada. Sabía que debía volver antes de la hora de la cena, o se metería en problemas.
Ese día se levantó muy temprano y cogió la primera línea de autobuses que pasó por el pueblo de Clara. Antes de marcharse, su madre le preguntó que dónde iba tan temprano un sábado, y él le respondió que había quedado con María para resolver un caso que tenían entre manos.
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