ACTO CUARTO
Gente (Gritando)
¡Lo ha matado! ¡A matado a su esposo!
Yerma (Llorando)
¡Sí, he matado a mi esposo! ¡Pero también al hijo que nunca me dio!
Gente
Sus manos están lavadas en sangre, no merece tener hijos. ¡Matémosla y venguemos a su marido!
Vieja (Apiadándose de Yerma)
Calma. No merece la pena manchar de sangre nuestras manos, no somos como ella. Dejémosla vivir, que sufra en silencio.
Yerma
Bien, que así sea.
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